Estos últimos días he estado haciendo pruebas con Gnome-Shell (además de un interfaz gráfico para modificar plymouth, que no me termina de funcionar y es lo que me está volviendo realmente majarón, de hay que no publique nada).

El tema es que para probar Gnome-Shell, he creado un nuevo usuario (un tal Invitado) y he realizado las modificaciones en su sesión, evitando crear catástrofes en mi sesión. El pobre Invitado no para de sufrir mis probaturas.

El asunto en cuestión está en que tanto para crear el usuario  como para añadirlo a un grupo no he utilizado el terminal, si no que lo he realizado a través de la interfaz gráfica. ¿Cómo?

Para crear un usuario gráficamente simplemente tienes que ir a Sistema > Administración > Usuarios y Grupos. Te aparecerá la siguiente ventana:

Si quieres añadir un nuevo usuario, simplemente haces click con el ratón sobre el botón añadir. Una vez ya has añadido el usuario, lo siguiente es añadirlo al grupo que desees, para ello haces click en el botón Gestionar grupos, y te aparecerá la siguiente ventana:

Para añadir un usuario a un grupo, marcas el grupo en cuestión. En mi caso el grupo era «sudo» para darle permiso al nuevo usuario a utilizar sudo, y así poder hacer las operaciones típicas de instalación sin tener que recurrir a root. Nunca había caido en la necesidad de tener que añadir al usuario en cuestión al grupo «sudo» para poder utilizar esta herramienta fundamental, pero ciertamente es que esto normalmente lo realiza por defecto la instalación olvidándote de pequeños detalles como éste.

Por otro lado, es una buena y recomendable práctica crearte usuarios para todo este tipo de pruebas, evitándote de esta manera desengaños desagradables que pueden llevarte horas de recuperación.

Una vez seleccionado el usuario en cuestión marcas Propiedades, y te aparacerá la siguiente ventana:

En esta ventana te aparecerán todos los usuarios existentes en el sistema, simplemente tienes que marcar aquellos que quieres que pertenezcan a este grupo.